Ilustración: Ovidio Cartagena
Diseño: Antonio Luna
Origen: Guatemala
Estudios: Ingeniería en Sistemas en la Universidad de San Carlos, Informática y Filología Latinoamericana en la Goethe-Universität Frankfurt
Ha publicado reseñas y artículos en varias revistas y cuentos en compilaciones antológicas:
Antologías:
Lunesadas (Libro Ati)
Brevísimos Dinosaurios (Librovisor CCE/G)
Gráfica Escrita (Luis Pinto Arte y Diseño)
Erotika (Cascada de Palabras Cartonera (México) ) poesía
Letras Adolescentes (Editorial Letralia - Venezuela)
Poética del Reflejo (Editorial Letralia - Venezuela)
Revistas:
Te prometo anarquía
Revista Luna Park
Letralia
La Cuerda
Sobre esta Obra.
La narrativa de
mujeres guatemaltecas, creada dentro del territorio nacional o afuera, mantiene
ciertos rasgos que le dibujan un perfil a nuestra ficción corta. Se trata de
textualidades que discuten, desde una perspectiva con variaciones feministas,
los diversos posicionamientos del sujeto femenino, en medio de un sistema de
valores, que lo coloca en un no-lugar, dentro del sistema social. Y este
fenómeno no es de hoy, ni tampoco un rasgo único de la posguerra, viene
trabajándose desde hace varias décadas, y se podría rastrear a lo largo del
siglo XX, en la escritura de las narradoras que publicaron sin ninguna difusión
sus libros, en la primera década del siglo. Traigo esto a colación porque
leyendo el primer libro de ficción corta de Tania Hernández, guatemalteca que
vive desde hace varios años en Alemania, observo que aparece, mucho más
acentuado, el tratamiento de la sexualidad y sensualidad femenina, bastante
trabajado por la poesía durante varias décadas, pero que aparece a otro nivel y
dentro de otro contexto, en los relatos de esta escritora. Sus narraciones
vienen de un imaginario que es poco estudiado, se trata de la exacerbación de
la sensualidad y el erotismo, donde los personajes, principalmente femeninos,
hablan desde sus propios deseos carnales, desde sus necesidades sexuales,
respecto a los problemas que atraviesan sus cuerpos, cuando no pueden ser
saciados por el “otro” o la “otra”; de cierta manera es una escritura del deseo
y la sublimación. Los textos insisten en
el tratamiento de una sexualidad, que tiene que ver con la seducción femenina,
como sujeto y no como objeto. La seducción que como opción, aparece como campo
minado para las mujeres, ya que se trata de un espacio tomado por siglos por lo
masculino. Los personajes femeninos tienen en general una consciencia que esta
matizada e intervenida por el imaginario patriarcal, de allí que estos seres se
rebelan y crean resistencias ante la presencia de un abuso institucionalizado.
Si no, acuden a la flagelación y la violencia sexual, a que sus cuerpos están
expuestos, dentro de las prácticas sexuales del mismo sistema machista. Son
recurrentes los textos donde las mujeres que han sido violadas o abusadas de
distintas maneras por hombres, obtienen venganza de variadas, sorprendentes y
atrevidas formas, no usuales algunas de ellas, como en los relatos “La
ascensión de María” o “Eva”. Otra de las variantes en las ficciones de Tania vienen
a ser los relatos donde los personajes provienen de mundos precarios, de
lugares donde la vida de los personajes depende de sus habilidades para
sobrevivir, en un mundo digamos, “hecho contra ellos”. En esta gama de
personajes resaltan los papeles de las mujeres que practican la prostitución, o
que han sido sobre utilizadas por sus chulos o explotadores, hasta degradarse
totalmente. Son personajes que se escapan de la realidad a través de la fantasía,
única forma de sobrellevar una vida que no tiene salidas. Las formas de
resistencia de algunos de estos actantes, se produce a través del famoso
tecunismo, instaurado por la novela de Asturias, en las famosas huidas hacia
algún espacio, que no necesariamente es un espacio real, y aquí entra uno de
los textos ya mencionados, “La ascensión de María”, donde además se producen
intertextualidades obvias con la obra del Nobel. El otro ejemplo es el de “La Caperuza
y el Lobo”, donde la Caperuza que está siendo explotada sexual y emocionalmente
por el Lobo, maneja una consciencia que la hace huir de quien la abusa a través
de ciertas artimañas o mentiras, que nos retraen a las estrategias de los
personajes del cuento infantil. Algunos relatos también manejan varones como
protagonistas, y cuando eso sucede, se trata de narraciones donde hay
parricidios, y donde se discute la figura masculina del padre, del padrote, del
amante gay, etc. Tales como: “Ana María no tiene corazón”, “Tacuacín sin cola”,
“El retorno del Jedi” e “Historias de ángeles”, solo para nombrar algunas.
Aida Toledo
Nueva York, 2011
Portada.
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